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Ahora que recordaba esa parte, podría entender que él fuese Carlos. Carlos y alcohol no eran buena combinación. Y qué decir de ella, tampoco es que fuese a negarse a un poco de acción en su nula vida sexual. No creía que una noche de sexo con Carlos fuese a despertarle sentimientos por él. Nunca.
Pero… ¿y si él era Mike?
Oh Dios, sería fantástico.
Mike era su amor secreto. Le había gustado prácticamente desde la primera vez que lo conoció, pero eran amigos y tampoco quería perderlo por eso. Pero… ¿cómo cambiaría su relación después de esto? No creía tener la fuerza suficiente como para decirle ni para escuchar, que eso no había significado nada.
Así que con la quinta: ¿cómo había llegado a esa situación? y sexta: ¿por qué no se acordaba de nada? preguntas respondidas gracias al alcohol que hubo de por medio, la cuarta casi también, le asaltaba la séptima: ¿cómo debía de actuar cuando él despertase?
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Se había pasado los últimos minutos pensando en varias situaciones y su respuesta/reacción a ellas. Todas tenían un final feliz excepto en la que Mike se arrepentía de lo que había ocurrido y dejaba de hablarle. Esa le rompería el corazón. Bueno, todas las opciones con él le rompían el corazón a no ser que fuese algo como:
— Esta noche ha sido fantástica, Aria. Te quiero.
Pero, obviamente, esa sería la respuesta más IMPROVABLE que jamás se daría.
A decir verdad, todavía no había recordado lo sucedido ni durante ni después del juego. Tal vez, incluso era Connor después de todo, que había venido a buscarla por algo y terminase por llevarla a casa, metiéndose junto a ella en la cama.
Oh Dios, esa opción tampoco está tan mal. Debido a la tranquilidad que había comenzado a envolverla al sentir al contrario respirar, comenzó a quedarse dormida.
SUEÑO CON GAVIN, O UNA PARTE
Sintió movimiento, por lo que se despertó. Abrió un poco los ojos, consiguiendo ver, gracias en parte a la luminosidad que se colaba por la puerta, un cuerpo masculino desnudo de espaldas. Volvió a cerrar los ojos, esta vez por necesidad, le dolían.
Dio media vuelta en la cama intentando despertarse del todo, pero comenzó a oír una melodía que sonaba cerca y a la vez lejos.
La música comenzó a hacerse un poco más audible, y pudo distinguir una canción. Parecía que era un móvil sonando. Se parecía bastante a su tono de llamada… ¡Era su tono de llamada!
Se incorporó en la cama y tanteó con las manos. Sonaba bastante cerca. Consiguió cogerlo, estaba a los pies de la cama, dentro del bolsillo de lo que, por el tacto, parecía ser su pantalón.
— ¿Hola?
— ¡Agente Mcall!
— ¿Connor? ¿Qué ocurre?
— Nos han asignado un caso hace una hora. Alguien ha afirmado ver a un androide en una casa abandonada. He ido a buscarla a su casa, pero no la he encontrado, ¿se encuentra bien?
— ¡S-sí, Connor estoy bien!—rio nerviosa. — Estaré en la comisaría lo más rápido que pueda, no te preocupes.
— Agente Mcall… ¿qué hace ahí?
— ¿Uh?—se quedó desconcertada con la pregunta.
— ¿Por qué está en la casa del Detective Reed?
— ¿Qué?
¿Qué? ¿Qué demonios acaba de decir Connor? ¿C-cómo que la casa de…? Oh, Dios no, por favor no…
Ni siquiera le contestó a Connor, simplemente colgó el teléfono sin pensarlo en el momento en el que escuchó su voz:
— Buenos días, cachorrita.
Aquella palabra…Aquel mote que él le había puesto en su primer día en la comisaría.
— Vaya, ¿ahora se admiten niños en la policía?
Aria miró hacia la persona que había dicho aquello. Frunció el ceño al encontrarse a un hombre sonriendo mientras intentaba ajustar con su mano su altura. Sabía que aquel tipo no iba a caerle bien.
— Pequeñita, recién salida de la academia… cachorrita es un buen nombre para ti.
Y le guiñó un ojo mientras lo decía.