— ¿Qué haces aquí Kakashi?—escuchó a Tsunade hablar tras la puerta— ¿No deberías estar entrenando con Sakura?
— …
— ¿Kakashi?
— Sakura no está capacitada en estos momentos para cumplir con el deber de un ninja.
Sakura, quien se había quedado tras la puerta al llegar escuchando todo, se heló ante aquella declaración que sabía bien que era cierta.
El silencio que se formó en la habitación fue motivo más que suficiente para que Sakura tomase una decisión.
Abrió la puerta sin tan siquiera llamar, se acercó al escritorio y se rindió. Se quitó la banda ninja de su cabeza a medida que se acercaba y la dejó encima del escritorio. Tras hacerlo, bajo la atenta mirada de Kakashi y Tsunade, hizo una reverencia y salió corriendo de allí.
Tsunade y Kakashi permanecieron en el mismo silencio que antes, cuando ambos sintieron el chakra de Sakura tras la puerta. Sabían que estaba allí y decidieron provocarla, pero lo último que esperaban era que fuese capaz de renunciar a todo. Se imaginaron que Sakura pudiese entrar y suplicar que cambiaría, incluso que se derrumbase allí mismo y les explicase todo, pero nunca, jamás, que renunciase a seguir siendo ninja.
— Kakashi…esto…esto supera todas mis expectativas…no sé que más hacer con ella…no sé qué es lo que le ronda por la cabeza.
— …
— ¡Maldición Kakashi!—exclamó exasperada Tsunade— ¡No es momento para quedarse callado!
— No podemos hacer nada.
— ¡¿Cómo que no podemos hacer nada?! ¡Shizune!
La nombrada apareció en cuestión de un minuto.
— ¡Llama a Yamanaka Inoichi inmediatamente! ¡Vamos a terminar con esto de una maldita vez!
— S-sí Tsunade-sama—obedeció Shizune.
— No creo que introducirse a la fuerza en la mente de Sakura sea lo más conveniente.
— ¡¿Y qué propones que hagamos Kakashi?! ¡¿Eh?! ¡Sakura acaba de renunciar a toda su vida y qué quieres que haga! ¡¿Qué me quede de brazos cruzados viendo como una kunoichi de su nivel arruina su vida?!
Tanto Kakashi como Shizune observaron la desesperación de la Hokage.
— ¡Y pensar que todo esto es por tu culpa Kakashi!—miró furiosa al ninja copia— Si tan solo hubieses estado a su lado cuando el Equipo 7 de deshizo, nada de esto estaría pasando.
— …
— Ella se quedó sola después de que Naruto le prometiese que se haría más fuerte y traería de vuelta a Sasuke. He intentó aferrarse a la última persona que le quedaba, pero tú te desentendiste de ella. Los demás Genin se centraron en sus respectivos equipos y clanes y ella se quedó sola, por eso me pidió que la entrenase y no voy a permitir que arruine todo lo que ha conseguido, Kakashi.
Kakashi lo sabía. Sabía que la depresión de la peli rosa era por no tener a nadie, por sentirse débil y abandonada y sabía que era por su culpa.
¿Pero qué podía hacer? ¿Qué podía haber hecho cuando sentía que no tenía el derecho a consolarla?
Sin que hiciese falta algún tipo de orden, Kakashi comenzó a seguir el rastro de chakra de su ex-alumna.
Observó la casa de Sakura desde lejos y saltó hasta el pequeño balcón de la parte de atrás.
Una vez allí, con precaución, miró por la ventana y la vio. Estaba tumbada boca abajo en su cama, llorando. Podía escucharla a través de la ventana abierta. También podía escuchar sus lamentos, sus porqués, sus esperanzas que se hallaban rotas.
Y al verla en ese estado, Kakashi decidió dejarla. Se deslizó por la ventana hasta quedarse sentado y miró al cielo mientras escuchaba los sueños que, a gritos, pedían no ser destrozados.
Recordó una a una las veces en las que veía a Sakura entrenar por las noches. Recordó las innumerables vendas que le cubrían el cuerpo al día siguiente y como sin quejarse cumplía con la misión.
Cuando Sasuke se fue, se arrepintió de haberla dejado de lado. Si se hubiese centrado un poco más en ella puede que, tal vez, el golpe hubiese sido menos duro. Y con la consecuente marcha de Naruto él mismo dio por disuelto el Equipo 7 sin ni siquiera escuchar sus reclamos.
Durante toda su vida había cometido innumerables errores que, noche tras noche, le recordaban el tipo de escoria que era. Y a pesar de eso, seguía cometiendo más. Provocándoles a otras personas dolor.
Y ahora, mientras escuchaba los llantos de Sakura, se daba cuenta de que no existía peor persona de lo que él era. Y de que no podría soportar mucho más esa carga mental que llevaba arrastrando tantísimos años.
Continuará...